jueves, 15 de octubre de 2015

Terapia Gestáltica con Niños

El trabajo a través de la terapia gestáltica tiene amplia trayectoria en el ámbito de los adultos. Si no conoces mucho sobre la Terapía Gestalt en general, mira este video: 



Las aplicaciones terapéuticas con niños inicial primordialmente con  Violet Oaklander (http://www.vsof.org/),  quien retomó los supuestos de la Gestalt y desarrolló un modelo de terapia enfocado al desarrollo saludable del niño y al funcionamiento armónico de sus sentidos, cuerpo, emociones e inteligencia. Para esta autora, el niño tiene que aprender a utilizar todos sus sentidos, primero para sobrevivir y después para aprender acerca de su mundo. El niño sano ejercita su cuerpo y sentidos para utilizarlos con habilidad; aprende a expresar sus sentimientos con congruencia, desarrolla su intelecto rápidamente y descubre el lenguaje como un medio para expresar sus sentimientos, necesidades, pensamientos e ideas. Desde esta perspectiva, la salud se logra a través del desarrollo holístico constante y armónico de los sentidos, cuerpo, emociones e intelecto. Así, el niño confía en él y en su fuerza interior que lo lleva a la autorrealización y a adquirir un sentido de ser en el mundo (Oaklander, ed.1992).

Para poder guiar al niño a través de sus sentimientos, necesidades, pensamientos e ideas, el trabajo a través de la imaginación es predilecto ya que permite expandirse más allá de los límites reales y ayudar al niño a darse cuenta de sí mismo y de su existencia en el mundo. Esto puede ser trabajado por el terapeuta ya sea de manera directiva o no directiva, dependiendo del caso en particular. Para poder ayudar al niño a expresarse a través de los dibujos y actividades se utilizan 14 pasos: 

1. Hacer que el niño comparta la experiencia de dibujar, sus sentimientos acerca de enfrentar y hacer la tarea. Esto es compartir más el YO.


2. Hacer que el niño comente el dibujo que realizó, describiéndolo a su manera. Al realizar esto el niño expresará sentimientos a través del dibujo realizado.

3. A un nivel más profundo, estimular en el niño el autodescubrimiento pidiéndole que se explaye sobre fragmentos específicos del dibujo, esclareciendo los fragmentos, haciéndolos más obvios, describiendo las figuras, formas, colores, representaciones, objetos, personas.
4. Pedir al niño que describa el dibujo como si éste fuera él, usando la palabra YO: “Yo soy este dibujo, Yo soy de color rojo, tengo un cuadro azul en el medio... 

5. Escoger cosas específicas en el cuadro para que el niño se identifique con ellas: “Sé el cuadro azul y descríbete enumerando todas tus características…”


6. Hacer preguntas al niño, sí es necesario, para ayudarle en el proceso: “¿Qué es lo que haces? ¿A quién quieres más?” Estas preguntas surgirán de su capacidad de “meterse” en el dibujo junto con el niño y abrirse a las múltiples posibilidades de existir, funcionar y relacionar.

7. Concentrar aún más la atención del niño y agudizar su toma de conciencia mediante el énfasis y la exageración de una o más partes del dibujo. Las preguntas a menudo ayudan: ¿A dónde va ella? ¿Qué va hacer? ¿Qué le va a ocurrir? Y así sucesivamente. Sí el niño dice “no lo sé” no desista, trasládese a otra parte del dibujo, haga otra pregunta, de su propia respuesta y pregúntele al niño si esta correcta o no.

8. Hacer que el niño entable un diálogo entre dos parte de su dibujo o entre dos puntos de contraste u opuestos (ejemplo: el lado feliz y el lado triste) 


9. Estimular al niño para que ponga atención a los colores. Al dar sugerencias para un dibujo mientras el niño está con los ojos cerrados, se puede decir: “Piensa en los colores que vas a usar. ¿Qué significan para ti los colores brillantes? ¿Qué significan para ti los colores oscuros? ¿Vas a usar los colores brillantes u opacos, colores claros u oscuros? “Se tiene como objetivo que el niño esté bien consciente de lo que hizo, incluso si no quiere hablar de ello. 


10. Estar atentos a claves en el tono de voz, postura del cuerpo, expresión facial y corporal, respiración y silencio del niño. Observar una clave corporal puede ser el factor individual más importante para desenmarañar una situación difícil. 

11. Trabajar la identificación, ayudando al niño a reconocer lo que se ha dicho sobre el cuadro o partes de este. Se puede preguntar: ¿Siempre te sientes así? ¿Alguna vez haces esto? ¿Encaja esto con algo de tu vida? Con esta técnica los niños pueden sentirse que han sido escuchados y que han expresado a su manera lo que necesitaban o querían en ese momento.



12. Dejar el dibujo y trabajar en las situaciones de vida del niño y los asuntos incompletos que emergen del cuadro. En oportunidades el niño repentinamente se pondrá muy silencioso o alguna expresión cruzará su rostro. En ese momento puede decírsele ¿Qué acaba de pasar?

13.  Estar atento a las partes faltantes o espacios vacíos en los cuadros y prestarles atención.

14. Permanecer en el flujo de primer plano del niño o prestar atención a mi propio frente, donde encuentro interés, entusiasmo y energía. A veces voy con lo que está allí, y otras, me adhiero a lo opuesto que hay. Generalmente se trabaja primero con lo que es fácil o cómodo para el niño, antes de adentrarme en los lugares más difíciles e incómodos.-






Bibliografía
Oaklander, V. (1992). Ventanas a nuestros niños. Terapia Gestáltica para Niños y Adolescentes. 12ª edición. Cuatro Vientos: Santiago de Chile

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